SEGUNDO PREMIO

martes 15 de julio de 2008

Gané un premio. Pensé que el certamen sería fácil, era la primera edición, allí cerca, en mi pueblo, así que le dije a Espe:

-¿Por qué no? A ver si las vacaciones nos salen gratis.

Así que desempolvé una de mis novelas (es antigua, emite chirridos en las juntas, tiene defectos de construcción, pero le tengo cariño; con ella aprendí oficio), la adecenté como pude y la presenté al certamen.

Hace un mes me llamaron. Había quedado segundo. Segundo Premio, dotado con placa y sin un duro. Me pillé un buen cabreo, para qué os voy a mentir. Prefiero que no me den nada a quedar segundo.

-Tú eres un ingenuo –me dijo mi hermano-. ¿Un premio de ese tipo? El Primer Premio está dado. Fijo.

Con la mosca detrás de la oreja, y por no resultar descortés, me planté en el acto de entrega. Allí conocí al Primer Premio. No era ningún primo hermano de un concejal, ni el sobrino del director de la Casa Municipal de la Cultura, qué va. Se llama Miguel Ángel Carcelén. Ha publicado más de 30 títulos, y tiene una vocación verdaderamente insultante. El tipo había venido desde Toledo hasta Sevilla a por el premio. Después del acto (23.00 h.) cogió el coche de regreso a su tierra.

-Ésta que me han premiado es la sexta o séptima vez que la presento. Yo no paro de presentar todo lo que escribo. Me habré presentado a más de 1.000 certámenes –me confesó.

Me pareció un tipo encantador, una persona honestísima. Tenía una pinta incamuflable de seminarista, de buena persona, de onegeísta. En su blog he visto que el tipo ha ganado un número incontable de certámenes. Y ahí sigue, sin desfallecer nunca, enviando aquí y allá y ganando cuando puede y resignándose cuando le toca.

Gente así me parece encomiable. Y me anima bastante en esto tan desagradecido de juntar palabras. A fin de cuentas, ¿qué voy a esperar yo, que apenas me muevo, que apenas escribo, que gasto todas mis energías en quejarme?

-¿Se te ha pasado el cabreo? –me preguntó Espe cuando volví del acto.

Pero no podía estar cabreado. Gente como Miguel Ángel Carcelén no se lo merecía. Y a fin de cuentas, a pesar de que las vacaciones han acabado costándome el dinero, no está mal figurar como El Autor Local. Probablemente podría hacer carrera como Cronista de la Villa.


Daniel Ruiz García




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