Miguel Ángel Carcelén Gandía

Son veinte cuentos. Todos premiados y la mayoría de ellos inéditos. Van sin orden ni concierto, no son los que más me gustan ni los que más prestigiosos certámenes han obtenido, pero sí los que más posibilidades tienen de caer en el olvido bien porque la entidad convocante del concurso en cuestión no contemplaba la publicación, bien porque los sucesivos cambios de ordenador van dejando por el camino relatos gastados. Algunos amigos y, sobre todo, mi madre, cuando se enteran de que he vuelto a ganar algún premio literario, me dicen que les consiga el libro o la revista en la que aparece, y, salvo en el caso de las novelas, no siempre es posible hacerlo. Les cuesta creerlo y me tienen, en esos casos, por dejado. Pero es así. De modo que esta peculiar lista de Schindler (llamarla recopilación sería pretencioso) también servirá para contentarlos en parte. Cada relato es para un amigo distinto. Sus nombres también van sin orden ni concierto. Hay –afortunadamente- muchísimos más amigos que se han quedado sin relato, como relatos, muchísimos, que se han quedado sin amigos. No había espacio para más, pero el hecho de que sus nombres no aparezcan en estas páginas no quiere decir que no estén escritos entre mi índice y mi corazón.
P.S.- (Las páginas son muy desiguales. No es ocioso advertir que a continuación va algún relato que escribí cuando no contaba con más de quince años de edad. No han sido corregidos, aquí aparecen tal como me los premiaron, aunque ello me suponga sonrojarme cuando releo algún párrafo).
(Del prólogo del libro)