Miguel Ángel Carcelén Gandía

Novela picaresca ambientada en el Toledo de finales del siglo XX. Dos hermanos huérfanos han de ingeniárselas para subsistir sin más recursos que las migajas que les ofrece la tiranía de su tía abuela y su propio entendimiento. El mayor de ellos, tras varios fracasos en el complicado mercado laboral de su tiempo, decide abrazar el estado religioso. El segundo se decide por algo más luctuoso y consigue plaza en el tanatorio municipal. Después de muchos enredos sus vidas, desligadas durante varios años, vuelven a coincidir, aunque el lugar en el que lo hacen es poco atractivo.
Novela hilarante, divertida, cínica, ocurrente, que ha merecido sendos premios literarios en lugares tan dispares como Sevilla y Toledo.

“Rinconillo y Cortadete” es una historia cómica, una historia con humor y escrita desde el humor, una obra en la que la ironía, la riqueza del lenguaje y un deslumbrante surrealismo realista se conjugan para dar como resultado esta historia llena de momentos álgidos y desternillantes que provocan numerosas sonrisas y la hilaridad con unos personajes dotados de entidad propia, que subsisten al día a día gracias a sus caracteres tan marcados y definidos, personalidades, en definitiva, muy particulares que concretan y delimitan todos sus actos, y todo ello bajo un ambiente calamitoso e hiperbólico que da la impresión de poner a sus personajes siempre al borde de un abismo que tienen que sortear con pericia paraescapar airosos de esa atmósfera opresiva que pretende manejar sus vidas.
Faustino Lara Ibáñez

Dos pícaros de Toledo se inserta en la tradición de la mejor novela picaresca. Dos de sus más notables características son un humor robusto y un uso del lenguaje que evidencia un dominio del idioma de Cervantes muy poco habitual en la novela moderna. Queda patente, además, el gusto por la palabra, cuyas posibilidades descriptivas y narrativas se exprimen aquí hábilmente. La combinación de una retórica que nos recuerda al siglo de oro con la realidad actual que se presenta potencia el tono humorístico. Por último, las dos voces de la novela quedan perfectamente integradas en una peripecia vital narrada con buen pulso y agilidad.
Beatriz Villacañas